La educación conlleva un componente emocional que hace que sea tan especial y hermosa al mismo tiempo.
El maestro o maestra que se emociona con su trabajo y consigue emocionar a sus alumn@s tendrá ya mucho camino recorrido…
Esa misma emoción y ternura con la que esta maestra recordaba los rostros de sus alumn@s mientras planchaba, doblaba y guardaba para el próximo curso estos babis que se quedaron confinados en el aula. Babis que volverán a impregnarse de la alegría e ilusión de los que dan sentido a nuestra profesión: «l@s niñ@s».